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Una parte muy importante del crecimiento de tu hijo/a es desarrollar habilidades sociales saludables en lo referente a amistades, límites y resolución de problemas. Estas habilidades son como bloques de construcción para sostener relaciones saludables más adelante. Aquí te contamos cómo conversar con tu hijo/a sobre estos temas.

¿Qué debo tener en cuenta?

Este es el momento para que los niños aprendan sobre cómo tener amistades saludables, respetar los límites y hablar sobre sus sentimientos. En la escuela primaria los niños son capaces de imaginar cómo se siente “caminar en los zapatos del otro” (conocido como empatía) pero necesitan de una guía. Es un momento donde se prueban diferentes grupos de amigos y se aprende a cómo mantener buenas relaciones con los compañeros. Puedes ayudar a que tu hijo/a se convierta en una persona respetuosa y confiada con amistades y relaciones saludables y satisfactorias.

Considera lo que la amistad significa para tí y qué valores te gustaría transmitir a tu hijo/a. ¿Qué clase de amigo te gustaría que tu hijo/a fuera? ¿Qué tipo de pareja te gustaría que fuese cuando sean lo suficientemente mayor para tener una relación romántica? ¿Qué significa para tí una relación saludable (de cualquier tipo)? Enumera algunas de las características que buscas en las relaciones de todo tipo -como lo son la lealtad, la amabilidad, los intereses compartidos, apoyarse mutuamente durante períodos difíciles, etc.

El ser un buen modelo a seguir con tu pareja, familiares y amigos puede hacer una gran diferencia. Tu actitud y acciones hacia tu familia, amigos, vecinos y extraños son de gran influencia. Modela tus valores. Lidiar con algunos baches en tus relaciones con otros puede convertirse en un momento de enseñanza para hablar con tu hijo/a. Si ellos ven que tú tienes un altercado con otra persona, puedes enseñarle a que aprenda sobre ello hablando sobre lo que pasa en sus vidas. Pregúntale enfrentan ellos los problemas, los desacuerdos, o sentimientos heridos en sus relaciones con amigos/familia.

¿Cómo hablo sobre amistades saludables?

Aprender a tener amistades saludables desde una edad temprana establece las bases para que tu hijo/a luego pueda disfrutar de las experiencias más significativas y gratificantes que la vida le ofrece.

Habla con tu hijo/a sobre lo que significa ser un buen amigo. Conversa sobre cómo brindar apoyo a sus amigos, y cómo saber que puede confiar en ellos. Siendo el/la mejor amigo/a que puedes ser, te convierte en un muy buen modelo a seguir. 

Haz preguntas e involúcrate en la vida social de tu hijo/a. Esto no significa que nunca le des espacio para estar con sus amigos solos en la habitación. Pero sí puedes preguntarles, “¿Te divertiste con ---? O ¿Qué hace que esta persona sea tu amigo/a?

Mantenerse involucrado también significa el conocer a los amigos de tu hijo/a y a sus padres, y así saber qué tipo de influencias tu hijo/a recibe de ellos. De esta manera te aseguras de que tu hijo/a estará a salvo cuando pasa tiempo en su compañía.

Tu hijo/a debe saber que puede siempre hablar contigo sobre sus amigos y acudir a tí si hay algún problema. Dile cómo ser un buen amigo, cómo reconocer si alguien no está siendo un buen amigo con ellos, y cómo comunicar sus sentimientos. Que ellos sepan que los amigos deben ser amables, que nos hacen sentir bien respecto a nosotros mismos, y que no nos presionan para hacer cosas que no queremos hacer. Nos respetan y nosotros los respetamos.

Por otro lado, no todo conflicto implica una llamada a los padres del amigo de tu hijo/a. Ayudarle a que resuelva sus propios problemas es buena para su autoestima y construye habilidades sociales más sólidas.

¿Cómo hablo con mi hijo/a sobre respetar los límites y consentimiento?

Muchos padres piensan que al hablar de consentimiento se refiere sólo al sexo, y que no hay necesidad de hablar de ello mientras sus hijos cursan la escuela primaria. Pero en realidad, construir la empatía y el respeto por los límites son bloques fundamentales para entender y practicar el consentimiento más adelante.

Construir la empatía, a esta edad, significa entender que otras personas tienen sus propios sentimientos y que tomarán sus propias decisiones. Puedes ayudar a tu hijo/a a fortalecer su empatía al asegurar que pidan permiso para tomar o usar algo, y entiendan el impacto que sus acciones pueden acarrear. Por ejemplo, tomar un juguete sin preguntar puede lastimar a otro niño/a. Sus acciones afectan a otras personas, así que es importante pensar en cómo se siente el otro cuando dice o hace algo.

Aprender a respetar los límites a esta edad significa entender que cuando alguien dice “no” a alguna cosa, es un no, y tu hijo/a debe escuchar y detenerse. Esto puede verse un un sinnúmero de situaciones: su hermano no quiere jugar el mismo juego que ellos, su amigo no quiere compartir su juguete con ellos, o alguien en el parque de juegos no le gusta cuando otros le tocan el cabello.

Asegúrate de tener reglas sobre lo que significa un “no”. Puedes decirle: “Nunca debes tocar a alguien cuando te han dicho que no lo hagas”.

Asegúrate que tu hijo/a sepa que es un camino de doble vía. Cuando tu hijo/a dice no, se merece que también se lo escuche y respete. Si tu niño/a se siente incómodo al tener que besar o abrazar a otra persona, no debería tener que hacerlo. Si existe un amigo o familiar que repetidamente ignora su “no”, deben acudir a tí por ayuda.

Si tus familiares se enojan porque tu hijo/a no quiere abrazarlos, defiende a tu hijo/a. Puedes decir algo como “¡Hoy estamos chocando los cinco!” Luego trata de hablarle aparte y explicar cuál es tu misión del momento: que tu hijo/a pueda expresar sus propios límites y sentirse respetado cuando sucede.

Esto es importante para la autoestima y autonomía corporal de tu hijo/a, pero también extremadamente importante para su seguridad. Saber que pueden recurrir a tí para que los cuides -y que nunca te enojarás porque ellos te dicen sentirse inseguros o incómodos- puede ser una protección contra un potencial abuso.

Diles claramente que “Si alguna persona que no sea el doctor o yo alguna vez te toca de manera que te incomoda, o toca tu pene o vagina, debes decirles que se detengan. Si no lo hacen, dímelo a mí o a otro adulto de tu confianza”.

Lee más sobre seguridad personal para niños/as en la escuela primaria

¿Cómo hablo sobre la presión social y la toma de buenas decisiones?

Una de las mejores defensas contra la presión social es una autoestima saludable. Puedes incentivar una autoestima saludable al:

  • Elogiar su esfuerzo y su trabajo.

  • Ayudarles a que sean autosuficientes en vez de hacer todo por ellos.

  • Ser una fuente de amor incondicional, sin importar nada .

Además de ayudarle con su autoestima, puedes asistirle en la toma de buenas decisiones basado en tus valores. Ayúdale a identificar situaciones de peligro (por ejemplo, fumar, tomar drogas, beber alcohol, o si alguien los presiona para que hagan algo que los incomoda). Enséñales a recurrir a tí u otro adulto de confianza si algo no está bien, o si alguien los presiona en hacer alguna cosa que los incomoda.

Puedes decir lo siguiente:

  • “Acude a mí (u otro adulto de confianza) si tú dices que no a alguna cosa y la otra persona sigue insistiendo para que lo hagas”.

  • Puedes también dejar que tu hijo/a te use como excusa para librarse de alguna situación. Dile a tu hijo/a: “Si algo no se siente bien, dile a tu amigo que necesitas irte a tu casa sino te meterás en muchos problemas”.

Que tu hijo/a practique estas frases en voz alta así se acostumbran a mantener una firmeza verbal.

¿Cómo hablo sobre una comunicación saludable?

Una comunicación saludable se basa en el respeto, la honestidad, la escucha y el hablar sobre tus sentimientos y lo que deseas. Puedes ayudar a que tu hijo/a desarrolle estas habilidades desde pequeño/a.

  • Establece reglas y expectativas sobre la violencia física, los insultos y las burlas. Estas acciones no deben ser nunca aceptadas ni en el hogar ni en la escuela.

  • Incentiva a tus hijos/a a esperar su turno al hablar y escuchar. Sé claro que escuchar es diferente a esperar su turno para hablar.

  • Ayúdale a dimensionar el impacto de sus palabras. A veces las cosas que decimos hacen que otras personas lloren, huyan o nos ignoren. A veces los niños no saben lo que han hecho mal, guiarlo con suavidad puede hacer toda la diferencia. 

  • Recuérdale que use sus palabras. Pide que exprese sus sentimientos en vez de actuarlos cuando sienta emociones negativas. De esta manera, las personas sabrán cómo hacer que se sienta mejor y no lastimará a nadie innecesariamente en el proceso.

  • Ayúdale a pensar en oraciones que empiecen con “Yo me siento…” para describir sus sentimientos. Para que tu hijo/a pueda defenderse solo, fomenta el hacerse dueño de sus sentimientos en vez de acusar o culpar a la persona con la que está enfadado. “Yo siento --- cuando ---” funciona mejor que “Tu me haces sentir ---”.

  • Que sepan que siempre pueden recurrir a tí por apoyo y consejo. La mayoría de los niños, especialmente cuando son pequeños, acuden naturalmente a sus padres por amor y apoyo cuando algo les molesta. Aliéntalos a que eso continúe, aún cuando piensen que se meterán en problemas o que tú no los entenderás. Si acuden a tí para que los ayudes con algo que a tí te altera, trata de mantener la calma; así se sentirán seguros de acudir a ti. 

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