Las personas que repartían condones en su campus parecían estar empujando un camión o carro de helados. Esto es lo que impulsó a Victoria Ogunleye a inclinarse por la educación sexual. Algo así.
“Me convertí en educadora de bienestar entre pares de la universidad porque siempre me interesaban las personas que distribuían condones”, comenta con sinceridad.
Descubrir esa oportunidad, en combinación con sus antecedentes relacionados con el arte y el amor por las ciencias de la salud, ayudó a sentar las bases para el trabajo de Victoria en educación de la salud.
Bailarina desde su juventud, encontró un temprano interés en salud y anatomía. “Comencé a tomar más clases de salud y me di cuenta de que... simplemente adoro la salud y todo lo relacionado con ella, así como los determinantes sociales de la salud. Pero más específicamente, disfruté mucho ser la educadora de bienestar entre pares y las cosas que haces en relación con la salud sexual y reproductiva”.
Como educadora entre pares de la universidad, trabajó de forma estrecha con Planned Parenthood of Maryland para organizar ferias de salud. Luego, comenzó su carrera profesional en salud conductual, pero un cambio modificó su rumbo.
“Una de las alumnas de (Trellis Services, una clínica para niños con autismo) estaba por menstruar y todos sabían que a mí me interesaba la salud sexual y reproductiva. Así que me preguntaron si podía diseñar un pequeño libro de historias para enseñarle qué era un periodo y cómo afectaría eso a su cuerpo. Desde cómo sería el proceso, hasta obtener ayuda de otras personas y cambiar las toallas, para luego quizás pasar a los tampones, y comprender por qué ese líquido rojo se expulsa de su cuerpo. Les ayudé a crear un pequeño libro de historias y, en ese momento, dije: “Bien, debo empezar a hacer algo relacionado con la salud sexual”.
Esto la condujo, finalmente, a Planned Parenthood of Metropolitan Washington, D.C., donde trabaja como coordinadora de educación para la salud. En este puesto, Victoria es mentora, profesora y creadora, y codirige dos grupos de jóvenes: Hermanas que informan, se recuperan, viven y se empoderan (SIHLE, por sus siglas en inglés), un programa para jóvenes de color, y el programa de educación para la salud entre pares de PPMW.
“SIHLE tiene más que una estructura específica porque se enfoca mucho en el orgullo étnico y de género. Incorporamos muchos medios convencionales en nuestras conversaciones y también muchos más juegos en nuestra enseñanza. Entonces, no se trata tanto de qué enseñanza puede aportar la educación para la salud entre pares, sino de los juegos educativos a los que jugamos para que puedan aprender”. Esto abarca actividades como un bingo sobre sexo seguro o los riesgos en la salud reproductiva, todas abordadas con el objetivo de ayudar a los jóvenes a prepararse para la transición a la preparatoria.
Con respecto al programa de educación para la salud entre pares, instruye a alumnos de preparatorias en salud reproductiva y sexual durante todo el año escolar. Juntos, crean un entorno acogedor y solidario que invita al diálogo sobre temas que van desde relaciones saludables, a VIH y SIDA, violencia doméstica y relaciones LGBTQIA+.
“Pueden tomar esa información y proporcionárselas a sus pares en la comunidad. Organizan noches de adolescentes y tienen certificación para distribuir y entregar materiales sobre sexo más seguro, como condones y protectores bucales”, explica Victoria.
En muchos de sus trabajos, combina su amor por las artes, la creatividad y el movimiento con la educación en salud sexual y reproductiva. “No es como en las matemáticas, donde el resultado es siempre uno. Cada semana puede haber un nuevo estudio sobre esto. Existe un nuevo marco o una nueva forma de enseñar ciertas cosas. Debes usar tu creatividad al máximo para brindarles información a otras personas o enseñarles algo. Aprender el material requiere disciplina, práctica y tiempo, al igual que bailar”.
Esto crea un entorno que impulsa a aprender, enseñar y compartir con otras personas. Esto puede ser fundamental para las personas y su camino hacia la recuperación.
“Me apasiona todo lo relacionado con la recuperación. Adoro hablar sobre recuperación y bienestar. Siempre digo que a través de la educación puedes aprender a sanar... y no hablo solo de la educación sistemática, sino de aplicar conocimientos de todos los ámbitos y aprender de cada persona. Siento que una vez que aprendo algo, ya sea que lo planifico o no, siempre lo comparto con alguien de una u otra forma. También soy una gran narradora. Así que la educación siempre aparecerá en escena. Creo que es realmente increíble ver cómo los jóvenes identifican sus valores y comprenden la autonomía del cuerpo, porque tiene mucho que ver con ellos y su proceso de recuperación”.
Victoria habla de forma abierta y honesta sobre todo, y trata a los jóvenes con respeto y sinceridad. Nada se “disfraza”.
“Somos muy transparentes con cada joven y también los vemos como personas. Creo que muchas personas ven a los adolescentes, en especial, como si estuvieran en otro mundo. Simplemente están allí, pero en realidad tienen poder porque son las mismas personas que comenzarán a votar las mismas leyes que votamos nosotros. Son las mismas personas que nos cuidarán cuando seamos mayores. Por eso, realmente hay que invertir en ellos”.
Esto puede implicar, validarlas e informarles que no están solos en lo que sienten o puedan estar atravesando. También implica validar sus experiencias y hacer todo lo que esté a su alcance para quitar el peso que puedan sentir.
“Eso puede luego conducirles a la recuperación, pero también es importante que reconozcan que hay muchos otros sistemas y cosas disponibles que complican el camino que les lleva a donde quieren llegar. Tienen que saber que no todo depende de ellos. Muchos jóvenes son de raza negra o de color. Entonces, “comprendemos que todos enfrentan (el racismo sistemático)”.
La educación puede ser sanadora y puede ayudarles en su recuperación. Esto es fundamental en el “por qué” de Victoria. Enseñarles a los jóvenes su valor y potencial es parte integral de esto.
“Te vemos, te escuchamos, todos tienen poder. Tu voz tiene poder y no te estamos dando poder, tú ya lo tienes. Simplemente te estamos ayudando a potenciarlo. Pero, generalmente, cuando todo eso se unifica, definitivamente puedes ver que la persona se recupera gracias al trabajo que hacemos”.
Victoria no solo educa a jóvenes, está creando una comunidad enfocada en el conocimiento, el empoderamiento y la recuperación. Estas personas escuchan, toman la información y salen al mundo a educar a quienes las rodean; prueba de que no es “solo por las horas de servicio”, bromea. Incluso, algunos regresan diciendo que ahora están en este campo, lo cual es la parte más gratificante de su trabajo.
“El conocimiento no es (solo) poderoso, también es sanador. Y creo que cuanto más continuemos teniendo pláticas abiertas y honestas con las personas, y cuanto más transparentes seamos, todo fluirá naturalmente.
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